jueves, 21 de enero de 2010

Bécquer, el gran olvidado.



De camino, en compañía de un amigo, hacia la inauguración de una exposición sobre el dandismo que se celebra en un museo de la localidad donde resido, charlábamos sobre literatura fantástica contemporánea y de terror moderno. Pensé que normalmente cuando nos referimos a autores de este tipo de literatura, siempre aludimos a figuras como Poe (uno de mis escritores preferidos) Lovecraft, Irving y tantos otros autores extranjeros, olvidando a importantes figuras como Emilia Pardo Bazán o Gustavo Adolfo Bécquer, autores que editaron obras de esta índole.
En la citada exposición encontré símbolos de actitud autocontemplativa e introvertida como el mito de Narciso. Así y a modo de reverberación contínua surgirá el concepto de dandi decimonónico y su deriva contemporánea. En la citada muestra las obras se distribuyen siguiendo tres tipos de dandismo a partir de George Bryan Brummell, Oscar Wilde y Charles Baudelaire. Aunque me encanta la obra de Wilde no me podía sacar de la cabeza la anterior conversación con mi amigo, ni tampoco a Bécquer.
He de reconocer que desde siempre me he sentido identificado con el retrato de Gustavo Adolfo Bécquer, pintado por su hermano Valeriano. Aunque nunca estuve obsesionado con el mismo como Dana Andrews con el retrato de Gene Tierney en Laura (Otto Preminger, 1944).
Los tonos oscuros de la obra nos reflejan a un dandi romántico, a la vez enfermo, trascendente, altanero y de mirada retadora, cuya juventud dulcifica su temperamento intrínsico y que ha pesar de la misma, ha vivido mucho.
Cuando me refiero a establecer una conexión personal con la imagen, no sólo sugiero la recuperación de un lejano recuerdo de mi etapa escolar, también recuerda su forma de entender la poesía, de palabra breve, sobria, clara y precisa sin extravagancias y excesos. Los poemas de Gustavo Adolfo Bécquer se pueden ver, oler, tocar, oír, saborear. Imágenes tan precisas y envolventes como las palabras sencillas.
Poeta, narrador y periodista, Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) es la cumbre literaria del Romanticismo español. Comenzó con una vida bohemia y precaria, entregada al dibujo y la poesía. En 1857 cayó enfermo de tuberculosis y más tarde padeció una enfermedad venérea; todo ello, unidos a los fracasos amorosos le provocó una sombría visión de la existencia.
Desde aquí no pretendo ilustrar con su biografía (la web está lleno de ellas) simplemente evocar su figura, tan vapuleada y mal vista en la actualidad, recordar que no solo los anteriormente citados Poe, Irving y Lovecraft publicaron obras fantásticas y de terror. Recuperemos La venta encantada o relatos como el Monte de la ánimas, que de verdad, merecen la pena.

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